Capítulo 13.
—Señor Kim —le habló Jade.
—¿Qué pasa? —inquirió, estaba parado en medio de todos mientras esperaban a que Jungkook y Jimin salieran del restaurante.
—¿Es cierto que el presidente sale con Jimin? —todos dejaron de hablar sobre el frío que hacía y voltearon a ver a Seokjin.
—¿Por qué no le preguntas a ellos? —cuestionó al mismo tiempo que se cruzaba de brazos para guardar calor.
—Ya se le preguntó hace rato pero negó que salía con alguien.
—Entonces ahí tienes tu respuesta —dijo Seokjin a Jade.
—¿Pero no vieron la reacción de Jimin? —habló Cindy, parte del área creativa, una chica de cabello negro y liso hasta los hombros, un poco alta y de tez blanca—. Cuando el director general negó lo de salir con alguien se puso de pie inmediatamente.
—Cierto, cierto —afirmó Kevin, diseñador gráfico de la empresa—. Se levantó, no dijo nada y se fue rápido, parecía enojado.
—Sólo reaccionas así cuando niegan que salen contigo —afirmó Cindy y los demás asintieron con la cabeza estando de acuerdo con ella—. Aunque —agregó—, que tal si solo Jimin está interesando en el presidente, ya saben, Jeon nunca dijo su orientación sexual.
Cindy y Kevin se acercaron aún más a Seokjin después de que Jade les hiciera una seña para acercarse, haciendo así una bolita más pequeña entre ellos para alejarse de los demás.
—¿Y si hacemos una apuesta? —sugirió Jade en voz baja.
—No vamos a hacer ninguna apuesta —dijo Seokjin mirándolos muy serio.
—Yo apuesto 5000 a que el presidente es hetero —habló Kevin.
—Yo 8000 a que es bisexual —dijo Cindy.
—Yo 10000 a que es homosexual y está saliendo con Jimin —dijo Jade.
—¿Y usted qué apuesta? —los tres preguntaron al mismo tiempo.
—No voy a apostar.
—Será entre nosotros —comentó Kevin—. Además, seguro usted será quien gane, después de todo es el mejor amigo del presidente. ¿Qué mejor amigo no sabe la orientación sexual de su amigo? —con eso intentaba que el subdirector accediera.
Seokjin lo pensó un momento, claro que lo sabía, ¿cómo no iba a saberlo?, podía apostar y ganarle a esos tontos, si Jungkook estuviera saliendo con Jimin obviamente lo sabría. Son mejores amigos desde que tenían 8 años, era prácticamente imposible que no le contara si tenía una relación o no.
—20000 a que es asexual.
Los tres sonrieron en grande y festejaron en voz baja.
—¿Y cómo sabremos quién gana? —inquirió Cindy unos segundos después.
—Supongo que cuando anuncie que está saliendo con alguien o algo así —dijo Jade y con eso último dicho los cuatro finalizaron la apuesta, ahora sólo les tocaba esperar para ver quién ganaba.
Deshicieron la bolita que habían hecho y justo en ese momento salieron Jungkook y Jimin del restaurante. Todos querían despedirse y agradecerle la cena al presidente, sin embargo él les dijo:
—Nos vemos mañana.
Antes de siquiera poder hablarle, no se pararon y pasaron de largo, alejándose así de ellos.
—Creo que yo ganaré —comentó Jade con una grata sonrisa, pues Jungkook tenía agarrado a Jimin de la cintura e iban muy juntitos caminando por la banqueta.
Los demás se quedaron viendo, empezando a cuestionarse si apostaron bien.
✧✦✧
Jungkook subió a Jimin en los asientos de atrás del auto, su auto, luego él también lo hizo y tras preguntarle cuál era la dosis que se aplicaba sacó el frasco y la jeringa del bolso del contrario. Al ver el frasquito notó que ya casi estaba vacío, buscó otros más, los encontró pero no tenían nada.
¿En qué tan mala situación se encontraba como para no poder comprar su medicamento?, se preguntó Jungkook rápidamente.
—Intenta no dormirte, ¿de acuerdo? —le habló con preocupación, sentía que en cualquier momento Jimin iba a desmayarse. Con rapidez preparó la inyección y una vez lista la jeringa con la insulina se la administró en el brazo derecho.
La respiración de Jimin era rápida, sus ojos se cerraban por momentos debido al mareo y las náuseas eran inmensas. Se veía como si estuviese drogado con algún alucinógeno pero sin estarlo realmente.
—Ya está —dijo al sacar la aguja y presionar unos cuantos segundos la piel, con el dedo índice, para que no saliera el líquido. No tenía algodón así que tuvo que resolverlo de alguna manera, además la aguja era muy delgada y pequeña lo cual ayudó a que no saliera sangre.
Jimin recostó su cabeza en el hombro de Jungkook y conforme pasaron los minutos mejoró, no al 100% pero los síntomas habían disminuido.
—¿Te sientes mejor? —investigó el más alto con voz suave.
—Bastante —informó—. Gracias por haberme ayudado —seguía recostado en el hombro de Jungkook, era cómodo.
—¿Por qué esperaste hasta llegar a ese punto para inyectarte?
—Porque yo soy Hannah Montana —contestó.
—¿Qué?
Jimin se carcajeó unos instantes antes de sentarse recto, miró al ojiverde, él estaba serio.
—Lo siento, en mi cabeza sonó más gracioso —dijo—. Si no es mucho pedir, ¿podrías llevarme a mi casa?
—Está bien, vamos.
✧✦✧
En el camino se mantuvieron en silencio, Jimin no quería hablar porque sabía que si lo hacía llegaría a un punto donde terminaría contando todos sus problemas y no quería eso, ya era suficiente con que Jungkook supiera que tenía una deuda y que casi moría por no tener la medicina.
El silencio fue interrumpido cuando el teléfono del pelinegro sonó, era un número desconocido. Frunció un poco el ceño antes de presionar el botón de aceptar en la pantalla táctil del auto, su teléfono estaba conectado a la pantalla.
—¿Hola?
—¿Es el jefe de Jimin?
Jimin volteó a ver la pantalla, había reconocido esa voz.
—¿Taehyung? —dijo Jungkook, él también reconoció su voz.
—¡Sí, soy yo! Lamento molestarlo pero, ¿podría pasarme a Jimin?, he intentado llamarlo pero no me contesta.
El teléfono de Jimin se había quedado sin pila desde antes de ir al restaurante.
—Te estoy escuchando Tae, ¿qué pasa?
—Debes venir rápido.
—¿Le pasó algo a Ayla? —inquirió de inmediato.
—No, no. Ella está bien, pero apresúrate. No pases a mi casa, estoy en la tuya.
✧✦✧
Desde la esquina, ambos visualizaron como varios hombres estaban sacando las cosas de la vivienda, dejándolas afuera en el patio, mientras que Taehyung estaba a un lado de la puerta de la entrada.
Jungkook detuvo el coche unos cinco metros antes de llegar y Jimin bajó del auto. Caminó de prisa hasta su amigo y le preguntó que sucedía, este lo puso al tanto.
—Iré a hablar con ella —entró a la casa.
—Señor Jeon, buenas noches —dijo Taehyung al mismo tiempo que dos hombres pasaban al lado cargando los sillones.
—Buenas noches —saludó de igual manera—. ¿Por qué están sacando las cosas de Jimin?
—Bueno, es que...
Por teléfono Taehyung no quiso decir nada, ya que estaba Jungkook junto a Jimin, pero si lo está viendo por él mismo para qué se molestaba en mentir, ¿no?
—La dueña de la casa está desalojando a Jimin por haberse atrasado con la renta.
—¿No le avisó de antemano? —dijo refiriéndose al desalojo.
—No, a mí me avisaron los vecinos y tras enterarme le llamé a Jimin. Y la verdad no sé qué hará ahora.
✧✦✧
—¿Pero por qué me está sacando si le pagué la renta esta mañana —pidió una explicación.
—Debías pagar la renta desde hace mucho, si la pagaras no hubiera llegado a este punto.
—Se supone que teníamos un contrato de arrendamiento por dos años, y faltan varios meses para que se cumplan —acotó de manera tranquila.
La señora Gina estiró su mano y le mostró a Jimin un documento, era la copia del contrato que él tenía.
—¿Hurtó mis cosas? —la señora rompió el papel en varias partes, luego lo lanzó al suelo y lo piso con su zapato, cosa que Jimin no podía creer—. ¿Pero por qué hizo eso?, sólo me atrasé unos meses y es la única ocasión que lo he hecho desde que me mudé aquí. No entiendo porqué me está haciendo esto.
—Sólo te di rentada la casa a bajo precio porque tu madre es mi hermana, pero ni aún así tienes consideración —sí, Jimin era su sobrino—. Recuerda que cuando te di rentada la casa acordamos que no te ibas a retrasar en los pagos ni una sola vez. ¡Tú no te preocupas por pagar! ¿Piensas que porque somos familiares tienes más privilegios?
—No es eso, pero la diabetes no estaba en mi presupuesto, ¿de acuerdo? Intento tener el dinero que me pide puntualmente pero me es complicado juntarlo cuando cada mes aumenta la renta.
—¡¿Y la diabetes es un impedimento para que pagues?! —cuestionó, restándole importancia. No sabía lo costoso que era el tratamiento pero tampoco es como si le interesara—. ¡Tienes manos y pies con los cuales puedes ir a trabajar y ganar dinero! ¡Si no lo tienes es porque quieres!
—¿Piensa que no trabajo? —ella se cruzó de brazos y asintió con la cabeza—. Trabajo como asistente, la mayoría de noches voy a preparar los postres para venderlos, atiendo la pastelería si salgo temprano, también hago de repartidor cuando hacen pedidos y en mis días libres doy clases de repostería a las personas que quieran las clases.
Su tono de voz subía más y más con forme su enfado aumentaba al ver los gestos que su tía hacía como invalidando con ellos lo que él decía.
—Me esfuerzo y aún así con esos trabajos no me alcanza, me la paso agotado y no puedo dormir pensando en las cuentas que tengo, las cuales cada día crecen rápido como la espuma —dijo reflejando el desespero en su voz, en los ademanes que hacía con sus manos y también en su rostro—. Así que no insinúes que no me esfuerzo porque sí lo hago, en verdad que sí.
—Pues no parece.
—Sé que no te agrado, pero... ¿podrías intentar ser amable conmigo aunque sea por una vez? —pidió—. ¡Tengo a una bebé de siete meses, no tengo otro lugar a donde ir y no puedo quedarme a dormir en la calle con ella!
La señora Gina se quedó callada unos momentos, pudo llegar a sentir un poco de pena por su sobrino pero eso no iba a cambiar su decisión de desalojarlo de la casa.
—No es mi problema si no tienes a dónde ir, busca un albergue, un hotel, yo que sé, te irás hoy mismo porque los nuevos inquilinos vendrán mañana a ocupar la casa y ya me pagaron por adelantado —con eso finalizó la conversación y se alejó sin dejar que Jimin le pudiera decir algo más.
Algunas lágrimas cayeron por su rostro mientras seguía con la mirada a su tía, quien poco después salió por la puerta y al mismo tiempo Jungkook entró. Sería vergonzoso si lo veía llorar así que le dio la espalda y rápidamente secó sus lágrimas, pero otras más salían entorpeciendo que se girase.
—Pensé que ya te habías ido —comentó aún de espaldas y con la voz un poco entrecortada.
Jungkook caminó y se detuvo detrás de él.
—Llorar es bueno —dijo mientras pasaba sus brazos por debajo de los del otro para finalmente unir las manos en el abdomen de éste. Esa acción fue inesperada y sorpresiva para Jimin pero no se movió o alejó—. Así que si quieres llorar, hazlo —su mirada estaba en cualquier punto menos en el más bajito—. No te veré así no te sentirás avergonzado, pero si estaré aquí para acompañarte.
Jimin entonces dejó que las lágrimas fluyeran a voluntad propia, sin inmutarse. Él realmente apreció las palabras y ese abrazo, porque era lo que necesitaba en ese momento.
✧✦✧
Tras poner la contraseña en la pantalla y abrir la puerta, lo dejó pasar primero. Ya dentro, se quedó parado unos pasos más adelante, se detuvo en el pasillo mientras el más alto cerraba la puerta.
—Ven, sígueme —dijo Jungkook pasando a su lado.
Jimin lo siguió hasta la sala de estar y mientras Jungkook dejaba las cosas de Ayla sobre los sofás, él se quedó parado en el centro y observó a sus alrededores. Los colores de la pared, los mueble, las ventanas y el piso, todo combinaba perfectamente.
Lo que más le llamó la atención fue que desde ahí se tenía una gran vista, las grandes ventanas tenían las cortinas a los lados, dejando ver la gran ciudad. Sin duda el departamento era inmenso, más de lo que pensó, este parecía ser el penthouse más caro de un hotel lujoso.
—Déjame ayudarte con esto.
Jimin dejó de admirar el lugar posando su atención en Jungkook. Él le quitó la pañalera del hombro para luego dejarla con las demás pequeñas maletas.
—Tu casa es muy linda —comentó.
—¿En verdad te gusta? —dijo dándose la vuelta para verlo.
—Sí, tiene un estilo minimalista pero por alguna razón se siente muy hogareño.
Jungkook sonrió levemente.
—Ven, te mostraré el dormitorio.
Ambos entraron al cuarto y Jimin se quedó parado en medio de ésta observando toda la montaña de ropa que estaba sobre la cama.
—¿Este es tu cuarto?
El de ojos verdes se avergonzó, no recordaba que había dejado ese desastre. Se apresuró a agarrar toda la ropa que pudiera cargar en sus brazos y posteriormente entró a otra habitación dentro de esta, Jimin dedujo que era el clóset.
Caminó unos pasos y su atención se quedó puesta en el estante que se encontraba en la esquina junto a un escritorio. Habían muchas fotografías, todas en marcos, pero no las observó detenidamente.
—No sabía que era tan desordenado —en el trabajo era super organizado, tanto que hasta tenía diferentes botes de basura para poder reciclarla.
—¿Qué dices? —dijo Jungkook desde atrás, había escuchado lo que dijo—. No soy desordenado, sólo que no recordaba que dejé esto así, pero la ropa está limpia, la lavé. Hace varios meses, pero la lavé —objetó y volvió a agarrar más ropa para llevarla al clóset.
Jimin empezó a reírse pero al darse cuenta dejó de hacerlo.
—¿Cómo puedes reír cuando te botaron de tu casa y puedes morirte? —se regañó, en vez de reír tenía que pensar qué hacer.
Ayla, quien yacía en sus brazos, balbuceó algunos sonidos y llevó su pequeña manita a su ojito derecho, frotó éste torpemente y bostezó.
—¿Ya tienes sueño verdad? —le dio un besito en la frente y la recostó para luego arrullarla.
Jungkook salía del clóset y al escuchar eso acomodó la cama en tiempo récord, quitó las sábanas y las cambió por unas limpias, así mismo con las almohadas y cobijas.
—Ya está lista la cama —anunció quitándose su saco pues estaba sudando.
Los ojos de Jimin se clavaron en los brazos del contrario, con esa camisa apretada sus músculos se veían mucho más.
«Se ve tan bien aflojándose esa corbata»
Abrió los ojos en grande y negó con la cabeza.
«¡¿Pero por qué piensas en esas cosas?!»
—¿Por qué no acuestas a Ayla? —dijo con su corbata de color azul marino en la mano.
La bebé ya estaba dormida.
—Sí, eso haré gracias —se acercó a la cama y la recostó, después de taparla con una de las cobijas se alejó quedando parado en la orilla, al lado de Jungkook, el colchón era tan grande que Ayla parecía mucho más pequeña.
—Se ve muy bonita al dormir.
—¿Verdad que sí? —le respondió Jimin con una sonrisa mientras ambos veían a la bebé—. Oye, muchas gracias por permitirme dormir aquí.
—No tienes nada que agradecer —contestó—. Tiene varios meses que no vengo aquí así que te pido una disculpa si ves un poco de polvo, pero mañana contrataré a un servicio de limpieza así el polvo no le hará daño a Ayla.
Jimin miró a Jungkook y negó rápidamente con la cabeza.
—No, no, está bien. No tienes que hacerlo, mañana en la mañana iré a buscar un lugar para vivir —se apresuró a decir.
—Te dije que podías quedarte el tiempo que quieras —le recordó la conversación que tuvieron hace rato en su antigua casa—. El departamento prácticamente está olvidado por mí, no lo uso así que puedes estar aquí el tiempo que desees.
—En verdad agradezco el gesto, pero es algo que no puedo aceptar.
—Si esa es tu decisión entonces la respetaré, no puedo obligarte a que te quedes.
—Gracias por entender.
—Traeré las cosas de Ayla y luego me iré para que puedas descansar.
Jimin asintió con la cabeza.
—En el frasco todavía te queda un poco de insulina, ¿verdad?
—Lo suficiente para pasar la noche, pero mañana conseguiré más.
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